Hola, me presento
Lo primero que quiero confesar es que he tenido que hacer mil y una pruebas hasta que todo quede más o menos como yo quiero, y que esta web viera la luz.
He tenido que luchar contra mi perfeccionismo y aceptar que no sé.
No soy una experta en crear páginas webs, ni en diseño, ni mucho menos en automatizaciones.
Seguro que todo lo que ando haciendo se puede hacer mucho más rápido de como yo lo hago, y algún día, cuando este proyecto ingrese el dinero suficiente podré delegarlo a alguien y que cada uno se ocupe de su campo de experiencia. Por el momento, veo videos-tutoriales de YouTube para ver cómo hacer un blog y no quedarme estancada en la parálisis por análisis.
(Lo siguiente será conquistar el mundo, que seguro que es más fácil).
Y vengo a contarte el objetivo del blog, de las redes sociales y la línea que voy a seguir, por el momento.
Quiero compartir sobre los temas que más me apasionan:
–Psicología: todo lo que tenga que ver con la conducta, con el desarrollo personal, y sobre todo con el autoconocimiento.
–Libros: los libros han sido mi cobijo, mis compañeros de viajes, de malestares, han resuelto mis dudas, me han ilusionado, etc. Y hablo tanto de libros de ficción como de no ficción. No inventamos problemas, se repiten una y otra vez, y alguien ya ha escrito sobre ellos, así que aprender de su experiencia para aplicarla a nuestra vida es una gran ventaja.
-La escritura emocional, o personal, o terapéutica (cada uno que la llame como mejor le venga, otro día explicaré las diferencias y con cuál de las nomenclaturas me siento más cómoda).
Bueno, muy bien, y ¿quién eres tú para hablarme de todo esto?
Pues verás, te cuento un poco mi vida para que comprendas de donde vengo y a donde voy, las grandes preguntas de la humanidad.
Estudié psicología en la Autónoma de Madrid, en aquel entonces era una licenciatura. Siempre se me ha dado bien estudiar, así que adelanté unas asignaturas para que en el último año solo me quedaran las prácticas y así poder empezar un máster.
Quería entrar en la Policía Nacional, hice un máster de intervención en crisis y catástrofes y realicé las prácticas en una comisaría de policía. El problema era que tenía más de 5 dioptrías en cada ojo, por lo que no podía pasar el reconocimiento médico.
No pasa nada, a otra cosa mariposa.
Estuve opositando para el PIR (Psicólogo Interno Residente) un año.
Un año complicado porque solo me dedicaba a estudiar, no generaba ingresos y me había ido a vivir con mi chico que también estaba opositando, así que no andábamos muy boyantes económicamente.
Un mes antes del examen, me entraron a robar a casa y no podía ni estudiar dentro de casa por el miedo a que me robaran, ni fuera, por si entraban en casa.
Resultado, aprobé el examen pero sin plaza, así que nada. No iba a pasar otro año igual, no me veía con fuerzas. Así que…
A otra cosa, mariposa.
Por algún milagro del universo, abrieron un centro de psicopedagogía al lado de donde vivía, hice la entrevista y me cogieron.
Estuve unos meses con ellos, aprendiendo un montón y enamorándome de la psicopedagogía, pero al final, dejaron de pagarme, así que me marché (esta historia es mucho más larga, pero la resumo para no aburrirte con cosas que ya sabes sobre cómo explotan a los recién universitarios).
Total, que volvimos a mi isla, a Ibiza.
Empecé a trabajar para ahorrar un poco de dinero y me lancé a la aventura de abrir mi propio centro de psicología y psicopedagogía.
Con 26 años tenía un centro propio, atendía a niños, familias y adultos, daba charlas para padres, escribía en un blog que me habían creado y era muy feliz.
Un tiempo después, pude entrar a trabajar en una administración pública como orientadora laboral, el trabajo era muy diferente pero me encantan los retos, y probar cosas nuevas.
Durante unos años compatibilizaba las dos cosas, por las mañanas en la administración y por la tarde en el el centro de psicología.
Y entonces llegó la gran revolución de mi vida, me quedé embarazada.
Recuerdo las palabras de la matrona “o bajas el ritmo tú, o tu bebé te va a hacer bajarlo”.
Así que visto como son los permisos de maternidad para autónomos, me quedé con el trabajo en la administración, y el otro lo fui dejando poco a poco, a medida que mi barriga iba creciendo.
Y así, me convertí en mamá. Sin saber lo que es parar, sin saber qué es descansar.
La maternidad es una de las experiencias más bonitas y más duras que he experimentado en mi vida, y más si lo juntas con otras experiencias vitales que tuve que vivir en la misma época.
Quería ser la misma, pero yo ya no era igual. Mis prioridades habían cambiado, mis preocupaciones, mi ritmo. Todo.
A veces luchaba contra ello, intentaba volver a ser la de antes, pero no había vuelta atrás.
Quería tumbarme a leer o estudiar, pero un pequeño ser dependía de mí, me reclamaba para jugar, o porque le daba miedo la oscuridad, o tenía sed…
Y, por supuesto, yo iba (y voy).
Me miraba en el espejo y veía una sombra de lo que era.
Mi reloj marcaba las mismas horas pero hacía menos de la mitad que antes.
Pero ¿sabes qué? A parte de madre, soy mujer, soy una trabajadora, soy una amiga y un ser humano con necesidades, anhelos y sueños.
Me había perdido a mí misma y ahora iba a encontrarme.
Para eso tuve que enfrentarme a preguntas incómodas, a cuestionar creencias, a romper patrones. No es algo que hice de la noche a la mañana, todo necesita su tiempo.
¿Quiero seguir en este trabajo?
¿Cómo puedo pasar más tiempo con mi hija sin renunciar a mi desarrollo profesional?
¿Soy madre, psicóloga, escritora? ¿Quién soy?
Y empecé a tomar decisiones, a tomar acción.
Una detrás de otra, a veces con seguridad, otras con un miedo increíble, con incertidumbre, con voces que te dicen
-¿A dónde te crees que vas?
-¿A dónde voy? A cambiar, a evolucionar, a crecer. ¿Sabes donde no voy? No voy a quedarme quieta, estancada, con miedo, aferrándome a una tabla, cuando hay todo un castillo allí fuera que conquistar.
No voy a quedarme con ganas.
Si no te gusta donde estás, muévete, no eres un árbol.
Tim Rohn
Y así empecé a salir de mi zona de confort, a estudiar, leer y hacer cosas que nunca imaginé que iba a hacer.
Me he formado en escritura creativa, en escritura terapéutica, sobre copywriting, he leído sobre psicología positiva, sobre desarrollo personal, espiritualidad, etc.
He ido a terapia para poner negro sobre blanco, encontrar un tiempo y un espacio para volver a encontrarme.
Y he dado vueltas, muchas vueltas, hasta que he empezado a aterrizar todo esto, a dejar que las ideas reposen y, una vez en el fondo, integrarlas en un proyecto.
Un proyecto que soy yo.
Yo soy psicóloga, soy escritora y soy lectora.
Soy una persona que no se conforma, que siempre aspira a dar un pasito más, una experiencia más. Lo que empiezo va evolucionando conmigo.
Ahora ya me conoces un poco más, y si me dejas me encantaría que me acompañaras en este viaje.